Soy un excelente cristiano, pero también ‘mala gente’
Tristemente la actividad de la iglesia muchas veces se ha entendido exclusivamente como la realización de los cultos, reuniones y celebraciones, en donde los cristianos cantan, escuchan la predicación, ven o participan en una que otra actividad artística, dan sus ofrendas, oran comunitariamente, y hasta son parte de actividades para ayudas a personas de escasos recursos. A estas actividades se suman espacios para el estudio bíblico y la reflexión teológica, reuniones homogeneas (matrimonios, jóvenes, adolescentes, hombres de negocios, universitarios, etc) en las casas que permiten la comunión entre los asistentes a la congregación.