Consideraciones para el tiempo de Adviento (Parte II)
María
Gracias sean dadas a Dios por fijar sus ojos en aquella virtuosa mujer, quien abrazó al niño en su vientre y lo condujo con amor, dedicación y esperanza. Por su linaje vino la salvación al mundo, convirtiéndose de esta manera en ejemplo a seguir para miles de generaciones; no sólo por ser portadora de buenas noticias en el fruto de su interior, sino por sus acciones y fe en Dios, las cuales fueron magnificadas por el bendito Padre del cielo.
María, esforzada y determinada, valientemente enfrentó el rechazo por su condición vulnerable, no sólo y principalmente por ser mujer, sino por esperar un hijo antes de desposarse con su prometido; pero quien con dedicación entendió que de lo vil y menospreciado escogió Dios a aquello que avergonzaría reyes.
José
Así mismo, nuestro agradecimiento al buen Dios de los cielos por presentarnos en José el mayor de los ejemplos de confianza y obediencia al Padre a pesar de las adversidades y las angustias que produce la duda. Un hombre que en medio de la pobreza quitó el pan de su boca para compartirlo con aquel hijo que no era suyo, pero a quien adoptó para enseñarle el camino bondadoso del Señor.
Este carpintero estuvo dispuesto a entender que la ley era para beneficio de la humanidad y no esta última esclava de las normas. Por eso no arrojó a su prometida encinta a la lapidación, como debía hacerse, sino que amándola creyó en ella y con sus brazos recibió al Mesías prometido, teniendo, de esta manera, el honor de ser testigo de la promesa del cielo hacerse realidad, encarnándose en un bebé y trayendo la esperanza suprema a un mundo doliente.
Oremos Juntos:
Tú, oh soberano Dios, quien en el cuerpo de un frágil bebé se expuso a las amenazas de este mundo por amor y con la meta de ser semilla de salvación, enséñanos a encontrarte en la vulnerabilidad, la fragilidad y la ternura de quienes necesitan protección y cuidado.
A sí mismo, guíanos en la senda de vivir confiando en que el Padre nos cuida y en consecuencia, podremos también cumplir con la misión que nos encomendaste con tu ejemplo desde la infancia, entender que nuestros brazos con los de Dios y nuestras manos las del Espíritu Santo para sanar y socorrer así como un día fuimos sanos y aún hoy encontramos consuelo. Amén
Con Cariño,
Pastor David Gaitan