Escándalo: El Dios que se hizo humano
Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”). Isaías 7:14 NTV
Sin duda alguna, uno de los nombres más hermosos de Jesús es ‘Emanuel’, Dios con nosotros. No dejo de maravillarme al poder acercarme a comprender lo escandaloso de un Dios, quien no nos pidió ‘divinizarnos’, pues reconoció nuestra incapacidad de ello; sino que más bien se hizo humano.
El Dios que viene a cenar en nuestras mesas, aquel Dios al que no le importó dejar su gloria y quiso caminar nuestros caminos empolvados, escogió sentir el frío y el bochornoso calor, experimentar hambre, también lo tibiamente extraño de las cosquillas y lo reconfortante de un buen abrazo.
Ese Dios que nos enseñó con su vida que el camino ancho es el odio y que la excelencia está en el amor.
Todos los dioses están molestos y buscan castigar, condenar, matar, demostrar su poder y gloria a expensas de los hombres, subordinar y esclavizar; pero el nuestro, vino a amarnos, a hacer pacto con nosotros, asumió la fragilidad de la humanidad y con nuestras propias palabras nos explicó el reino.
Aquél Verbo se hizo carne, músculos, huesos y corazón. Vino a amarnos y lo recibimos en medio de estiércol de vacas, ovejas y burros. Hoy lo seguimos recibiendo en medio de estiércol, pero esta vez del nuestro; son los excrementos del consumismo desmedido, ese que promueve la desigualdad y el hambre de nuestros semejantes, mientras destruimos la tierra. Aquél que se enriquece a costillas del hermano y que evidencia la subordinación al príncipe de este mundo.
Pero hoy celebramos el nacimiento de nuestro Jesús, nuestro Emanuel, el Dios con nosotros, quien con su vida nos enseñó que podemos ser libres si caminamos en la libertad que él mismo nos dio. Aquél que nos mostró al Padre que no conocíamos y quien se dio, se ofrendó y nos reconcilió.
¡Hay muchos motivos para celebrar! Y aunque algunos no los ven, pretendiendo satanizar nuestra alegría y celebración, resulta paradójico que sea el paganismo quien hoy día nos llevara a tener en cuenta este día para celebrar el nacimiento de nuestro Dios, en vez de haberlo hecho nosotros mismos por agradecimiento.
Quien no encuentra motivos para celebrar este nacimiento, no ha entendido el significado de humillarse, de una condición de Dios a humano.
Si bien es cierto que es muy probable que Jesús no naciera un 25 de diciembre y que la celebración de su nacimiento no se sugiere en la Biblia; también es cierto que queremos acuñar la frase del salmista “delante de los dioses te cantaré salmos“.
Mientras el mundo idolatre las compras desmedidas, el endeudamiento, el egoísmo, la envidia, el rencor, e incluso el odio en estas épocas; nosotros aprovecharemos para anunciar la esperanza, el amor, el Dios con nosotros.
Celebraremos que nos dio la vida y usaremos esa vida que hemos recibido para darla a los demás.
¡Feliz Navidad!
Con cariño,
Pastor David Gaitan